CIRUGÍA PARA EL LINFEDEMA

El tratamiento individualizado de los pacientes con linfedema es primordial. Cuando la terapia descongestiva no es suficiente y/o en determinados pacientes, la cirugía es el tratamiento complementario de elección. El objetivo del tratamiento quirúrgico es intentar recuperar la función linfática mediante algunos procedimientos.

Actualmente, las técnicas más aceptadas son las anastomosis linfático-venosa mediante supermicrocirugía, el trasplante de vasos linfáticos y el trasplante de ganglios linfáticos autólogos (del mismo paciente). Estos procedimientos juegan un rol en la restitución de la función linfática y tienen indicaciones precisas. En casos seleccionados, se puede realizar una liposucción selectiva u otros procedimientos de reducción de volumen.

Las anastomosis linfático-venosas (ALV) consisten en la conexión de los vasos linfáticos a pequeñas venas que hacen que el fluido linfático acumulado se desvíe hacia la circulación venosa creando un bypass, para luego ser eliminado por la orina. Para esto se utilizan técnicas de supermicrocirugía, con microscopios de alta potencia e instrumental ultra-fino. Las ALV son el tratamiento quirúrgico menos invasivo para el linfedema ya que se puede realizar a través de incisiones cutáneas de aproximadamente 2 cm e incluso bajo anestesia local. Pueden ser eficaces para el linfedema refractario a la compresión, reduciendo los episodios de celulitis, la necesidad de terapia compresiva y mejorando la calidad de vida. Si bien, las ALV pueden ser eficaces para el linfedema progresivo refractario a tratamientos conservadores, no se pueden asegurar buenos resultados para todos los pacientes; esto se debe a que los vasos linfáticos se van esclerosando (obstruyendo) con la progresión del linfedema lo que resulta en un bypass ineficaz.

El trasplante de vasos linfáticos autólogos se realiza en conjunto con la transferencia de tejido para la cobertura de algún defecto secundario a un traumatismo utilizando microcirugía, de esta forma se restituye el drenaje proporcionando un “puente linfático” con este nuevo tejido que repara la lesión.

El trasplante de ganglios autólogos consiste en la toma de linfonodos (ganglios linfáticos) del mismo paciente, desde un lugar cuya función no es primordial, y transferirlos mediante microcirugía a la extremidad afectada. Esta cirugía intenta recuperar la función linfática mediante un “efecto esponja” y la generación de nuevos vasos linfáticos que mejoren el drenaje.

La liposucción selectiva se reserva para casos en los cuales las cirugías reconstructivas previamente señaladas no están indicadas por lo avanzado de la patología, o como procedimiento complementario a una cirugía previa para optimizar el resultado, respetando los vasos linfáticos con funcionamiento residual.

 

Conceptualmente, cualquier paciente con linfedema puede ser candidato para alguna cirugía. Los pacientes que han tenido linfedema durante un tiempo más corto y con menos gravedad tienden a tener mejores resultados luego de una cirugía.

Para el período posoperatorio, los pacientes deben continuar con la terapia física al cabo de 2-3 semanas y seguir usando la media o manga de manera regular. Luego, progresivamente y según tolerancia de cada paciente, se deberá iniciar la actividad normal.

Los controles se realizarán periódicamente y los resultados se evidenciarán desde los 3 meses, estabilizándose al año de la cirugía.

Los resultados se evalúan de acuerdo a la mejoría subjetiva del paciente, así como mediante medidas perimetrales y volumétricas, frecuencia de episodios de celulitis y cuestionarios de calidad de vida.

Los controles se realizarán periódicamente y los resultados se evidenciarán desde los 3 meses, estabilizándose al año de la cirugía.

Los resultados se evalúan de acuerdo a la mejoría subjetiva del paciente, así como mediante medidas perimetrales y volumétricas, frecuencia de episodios de celulitis y cuestionarios de calidad de vida.

Las medidas no quirúrgicas con evidencia científica que previenen el desarrollo y/o la progresión del linfedema son mantener el peso normal, evitar la ganancia de peso y participar en programas de ejercicios supervisados.

La cirugía preventiva, o cirugía de reducción de riesgo de linfedema, es un procedimiento que se realiza al momento de la cirugía del cáncer. Las pacientes que se someten a un vaciamiento o extracción de los ganglios axilares por cáncer de mama, tienen un alto riesgo de desarrollar linfedema de ese brazo debido a que se interrumpe el drenaje linfático de esa extremidad. La técnica consiste en identificar los canales linfáticos que drenan el brazo y fueron lesionados durante la cirugía, para reconectarlos mediante supermicrocirugía al sistema venoso, restituyendo el drenaje linfático y así disminuir el riesgo a que se acumule líquido en la extremidad.

Los objetivos y beneficios principales de la cirugía para el linfedema se resume en cuatro pilares fundamentales:

  • Disminuir el volumen o tamaño de la extremidad afectada.
  • Mejorar significativamente los síntomas que produce esta patología, como lo son la pesadez de la extremidad, tensión de la piel, disminución en rangos de movimiento, etc.
  • Disminuir la necesidad de prendas compresivas, ya sean medias o mangas, tanto en la intensidad de la presión como en la frecuencia de su uso.
  • Reducir significativamente los episodios de erisipela y/o celulitis infecciosa, para lo cual los pacientes con linfedema tienen un riesgo elevado de presentar.

Todo lo anterior se traduce en un impacto positivo que mejora la calidad de vida de los pacientes operados.

  • Tipo: Hospitalización de una noche.
  • Anestesia: General o regional.
  • Tiempo: 3 a 6 horas.
  • Dolor: Leve.
  • Actividad moderada: 14 días.
  • Reinicio actividad deportiva: 1 mes.
  • Cobertura: Sí.