CIRUGÍA PARA EL LINFEDEMA
El tratamiento individualizado de los pacientes con linfedema es primordial. Cuando la terapia descongestiva no es suficiente y/o en determinados pacientes, la cirugía es el tratamiento complementario de elección. El objetivo del tratamiento quirúrgico es intentar recuperar la función linfática mediante algunos procedimientos.
Actualmente, las técnicas más aceptadas son las anastomosis linfático-venosa mediante supermicrocirugía, el trasplante de vasos linfáticos y el trasplante de ganglios linfáticos autólogos (del mismo paciente). Estos procedimientos juegan un rol en la restitución de la función linfática y tienen indicaciones precisas. En casos seleccionados, se puede realizar una liposucción selectiva u otros procedimientos de reducción de volumen.
Conceptualmente, cualquier paciente con linfedema puede ser candidato para alguna cirugía. Los pacientes que han tenido linfedema durante un tiempo más corto y con menos gravedad tienden a tener mejores resultados luego de una cirugía.
Para el período posoperatorio, los pacientes deben continuar con la terapia física al cabo de 2-3 semanas y seguir usando la media o manga de manera regular. Luego, progresivamente y según tolerancia de cada paciente, se deberá iniciar la actividad normal.
Los controles se realizarán periódicamente y los resultados se evidenciarán desde los 3 meses, estabilizándose al año de la cirugía.
Los resultados se evalúan de acuerdo a la mejoría subjetiva del paciente, así como mediante medidas perimetrales y volumétricas, frecuencia de episodios de celulitis y cuestionarios de calidad de vida.
Los controles se realizarán periódicamente y los resultados se evidenciarán desde los 3 meses, estabilizándose al año de la cirugía.
Los resultados se evalúan de acuerdo a la mejoría subjetiva del paciente, así como mediante medidas perimetrales y volumétricas, frecuencia de episodios de celulitis y cuestionarios de calidad de vida.